Nací con cara de sería, así como mi hijo Juan, y cada vez que alguien hace el comentario de que no se ríe, inevitablemente me acuerdo de mi misma, de mi niñez y adolescencia llena de gente que me preguntaba porque siempre estaba sería, por que no me reía, y crecí pensando que estaba mal, que había algo en mi dañado por no sonreir.

Hace semanas hablando con una amiga de hace muchos años, que ahora es psicóloga, di un paso enorme hacia la aceptación de mi cara de @#$&% y me siento liberada al decirlo, soy una persona seria con cara de sería, soy lo que llaman una amargada, porque agarro rabia rápido y todo me da rabia, y me amo asi, me encanta ser así y no está mal, sino me quiero reír no me río, sino quiero hablar ni hablo, sino quiero ser amiga de alguien no estoy mal, así soy y está bien. Si me exaltó hablando de un tema y parece que estuviera peleando (así soy) 

Me estresa la gente que quiere ser amigo de todo el mundo a la fuerza, y me imagino que yo para ellos estoy mal. 

Me hicieron sentir mal toda la vida con ese tema y no estoy mal, no necesito cambiar quien soy yo, porque como dijo mi amiga Maria.

Las personas que entienden que mi cara de %$&#@ no define mi personalidad son las que realmente me aceptan y entienden.

Conozco mucha gente que aparentemente son amables y sociables pero cuando la otra persona voltea dicen hasta de que se van a morir, o solo buscan aceptación para sentirse bien y bueno cada quien en lo suyo, así son y eso es su problema. 

Pero en mi caso  afortunadamente soy feliz, me siento plena y amada, tengo los amigos que quiero y necesito, no necesito validación de nadie, he vencido poco a poco mis traumas. Y si por favor quieres decir que mi hijo no se ríe, no me interesa tu opinión o comentario, déjalo ser feliz a su manera, que eso es problema mío y de su papá. Y nosotros no vemos nada de malo en él, al contrario, es un niño feliz y pleno. A ver si de paso aprendemos a no opinar del hijo de nadie, nunca jamás, bajo ningúna circunstancia.