Recuerdo que la primera vez que di una conferencia tenía
14 años, me había preparado por meses
para hablar de educación y pedagogía, no
me daba pena hablar en público, pero ese día me congelé, el auditorio estaba
repleto y mi mente se nubló, entregué el micrófono y me puse detrás del
tablero.
Estaba temblando, mi profesora de Lingüística se acercó y
me abrazó, me dijo tú puedes ya antes te has presentado delante de mucha gente,
y sí, era parte del grupo de Teatro, había actuado ante las mismas personas por
muchas ocasiones, pero esa vez no era un papel el que iba a representar, era yo
siendo yo.
¿Y si no les gusta? – Dije
¿Te gusta a ti o no? – Dijo mi profesora
Respire profundo y tomé el micrófono: Hola de nuevo,
perdón por la interrupción- Todo el mundo soltó la risa, desde entonces no he
parado de hablar en público sin hacer algún comentario gracioso, ese acto de
valentía me ha permitido salir de mi zona de confort. Todavía me sigue dando
grima que todo el mundo me esté mirando o ser el centro de atención, entonces
recuerdo que tengo algo que decir, que sé de qué estoy hablando.
Da pánico hablar, pero da mucho más no decir nada. ¿Por
qué tener miedo?
A unos
les da pena ser quienes son, se avergüenza de su cuerpo, de su raza, de su
cabello, de su piel, alguna vez me quisieron ofender con el hecho de ser Indígena,
y créeme que me confrontó mucho, incluso pensé en quitarme el apellido, con las
años me di cuenta de que mi historia ancestral es tan rica y tan valiosa que
amarla es poco, después de todo, todos le tenemos miedo a algo, mejor hacer algo
con miedo que no hacerlo.
0 comentarios
Para mi es importante saber que piensas de lo que escribo.