3 otoños sin pastillas para dormir.

julio 18, 2015


Hay días como hoy en los que en verdad te extraño, días que al ocaso se transforman en pasajes lejanos de recuerdos invictos que se resisten al paso del tiempo, impetuosos se rebelan a la lógica de la realidad y desafían mi voluntad, me traen a la memoria tu risa, tu voz, tu existencia subsistiendo a través de las remembranzas que ya no deberían existir, sin embargo aquí estás sin estar, aquí estás aunque tu presencia hace ya mucho tiempo se haya ido, y esa presencia fantasmagórica me causa temor, ¿Y qué tal si nunca te olvido? 

La lluvia me habla de ti y el viento susurra tu nombre, me alejo lo más que puedo de los lugares que evocan tu aroma, en este absurdo exilio que procura eximir mi condena voy dejando en el camino, lo pesares, las astillas, los enredos, los pedazos rotos de aquellas palabras que no te pude decir, las fatales palabras que dije y no debí. 

Sin embargo te encuentro en los libros que leo, un día es un Rey de los tiempos bíblicos, al otro un poeta, luego un cónsul de Brasil en un libro de Jorge Edwards, lo lejano vuelve a ser adyacente, es imposible dejar entre renglones lo que se hace colindante y se niega a ser allende, porque tu estás en todo lo que vivo y respiro.


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