Cuentos de amores y desvelos, Parte III La dejas ir

agosto 19, 2015


Te dejo con tu vida 
tu trabajo 
tu gente 
con tus puestas de sol 
y tus amaneceres. 

Chau numero 3.Mario Benedetti

Joshua sabía que ya había llegado el momento, sus vidas iban para dos extremos muy diferentes el uno del otro, habían peleado contra el mundo, habían pasado por alto que no tenían nada en común, habían intentado por todos los medios seguir juntos y vivir bajo la premisa de un “Juntos por siempre”. Pero ya no era suficiente, la realidad pesaba cada día más con el tiempo, en su mente repasaba una y otra vez lo hermosa que había sido su vida los últimos meses por la presencia de Danna, las extensas notas de voz que coleccionaba de ella y que escuchaba con los audífonos con toda la intención de que su voz retumbara en cada rincón de su cerebro, habían sido borradas de su teléfono en menos de 2 minutos, -Ojala así se pudiera hacer con los recuerdos- Dijo en voz alta.


Ya no eran los mismos de antes, sus caminos se alejaban cada vez que iban creciendo, sus sueños distaban el uno del otro, entonces entendieron que el amor no es la única razón para tener a alguien a tu lado, que no importa cuán fuerte creas ser, decir adiós es un acto heroico que deja heridas muy grandes que solo con el tiempo logras identificar, pero que finalmente no te mata, solo te hace más fuerte.
Habían decidido encontrarse en el mismo lugar de siempre, sus ojos inertes parecían decir todo, Joshua intentó tomar la mano de Danna pero ella dio la espalda y empezó a hablar:

-Siento que me estoy muriendo poco a poco, ya no podemos seguir fingiendo que todo esto va bien, te amo, pero no puedo renunciar a mis sueños, ni pedirte a ti que renuncies a los tuyos solo por egoísmo, por cobardía, por evitar la agonía que sería para ambos volver a empezar sin el uno en la vida del otro, pero esto es lo mejor. Es hora de separar nuestros caminos.


Cuando la vio alejarse supo que este adiós no pintaba un hasta luego, que todo había terminado, para siempre, allí en ese silencio entendió que a veces decir adiós es el mayor acto de amor que uno puede regalarse.


El que se cansa pierde. 6D15

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