Cuento de desamores y despedidas, parte 1: El infame Rubén

junio 26, 2016

La escena de por si era bastante risible, algo muy al estilo tragicomedia griega, una sala que en ese instante eterno se convirtió en el centro del universo y se sentía enorme  e infinito. 

Estábamos sentados en orden, él, su mamá, su "novia" y yo que hasta ese momento creía ser su novia. No podía sostener la mirada mientras su madre me contaba los detalles mas íntimos del floreciente noviazgo de su hijo con la mujer perfecta a su lado.
- Se ven tan hermosos juntos, ¿No te parece?- Su voz se me antojaba como un eco extraño a la distancia.
Su mamá era en ese entonces la encargada de recibir las aplicaciones a la universidad a la que acababa de cambiarme para estar cerca de él, terminamos por caernos bien y por todo el tiempo que estuve llevando y trayendo papeles fue muy amable incluso en ese fatídico día que empezó a llover como si el cielo se estuviese cayendo a pedazos y muy amablemente conociendo que se me haría imposible irme de la ciudad a mi casa me invitó a pasar la noche en su casa.

Lejos estaba yo de imaginarme que a partir de ese día la poca confianza que tenía por la humanidad terminará de extinguirse cuando al entrar a esa casa viera una foto sobre la mesa de mi flamante novio desde hacía ya 2 años junto a esa mujer tan amable que me había invitado a su casa, sin embargo tan acostumbrada como he estado toda mi vida a ser precavida, espere que ella me hablará de él, entonces pronunció una frase que me estrello toda la realidad en la cara.
- Es mi hijo, Rubén, déjame y lo llamo para que puedas conocerlo, creo que está con Sara en la habitación, ya sabes como son esos muchachos cuando tienen novia, no les gusta recibir visita a la antigua.

Después de escuchar la palabra novia me desconecte de la realidad y todo lo que veía estaba desprovisto de sonido alguno, Rubén, venía de la mano de una escultural rubia de ojos azules de algunos 19 años, un poco mas alta que yo que sonreía como el guason y parloteaba "Amor esto, amor aquello, amor dime" mientras él totalmente pálido me daba la mano y se presentaba como el hijo de la señora amable de la casa.

Ahora todo encajaba, Rubén nunca me permitía viajar a visitarlo en su ciudad porque "siempre estaba ocupado estudiando y trabajando con su hermano" que no quería hacerme esperar demasiado, porque era injusto, ahora la injusticia era evidente, injusto ser novia de una mentira disfrazada de persona, injusto que me hubiese enamorado de tal monstruosidad. Él  no conocía mis planes de cambiar de universidad para estar cerca de él y aminorar esas largas semanas sin vernos, esperando que él pudiera viajar a verme.

No recuerdo con que excusa salí de aquella casa casi dando tumbos y tratando de controlar el grito herido que se asomaba en mi garganta, cuando él me tomo de un brazo y me dijo que esperara.

-No te quiero volver a ver en mi vida- Balbucee con la poca fuerza que podía.

En ese instante el universo terminó de hacerme el favor de no volver a verlo y un taxi se detuvo y pude escabullirme del absurdo abrazo que pretendía darme, no lo volví a ver jamás. Dios existe.

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