La escena de por si era
bastante risible, algo muy al estilo tragicomedia griega, una sala que en ese
instante eterno se convirtió en el centro del universo y se sentía enorme
e infinito.
Estábamos sentados en
orden, él, su mamá, su "novia" y yo que hasta ese momento creía ser
su novia. No podía sostener la mirada mientras su madre me contaba los detalles
mas íntimos del floreciente noviazgo de su hijo con la mujer perfecta a su
lado.
- Se ven tan hermosos
juntos, ¿No te parece?- Su voz se me antojaba como un eco extraño a la
distancia.
Su mamá era en ese
entonces la encargada de recibir las aplicaciones a la universidad a la que
acababa de cambiarme para estar cerca de él, terminamos por caernos bien y por
todo el tiempo que estuve llevando y trayendo papeles fue muy amable incluso en
ese fatídico día que empezó a llover como si el cielo se estuviese cayendo a
pedazos y muy amablemente conociendo que se me haría imposible irme de la
ciudad a mi casa me invitó a pasar la noche en su casa.
- Es mi hijo, Rubén,
déjame y lo llamo para que puedas conocerlo, creo que está con Sara en la
habitación, ya sabes como son esos muchachos cuando tienen novia, no les gusta
recibir visita a la antigua.
Después de escuchar la
palabra novia me desconecte de la realidad y todo lo que veía estaba
desprovisto de sonido alguno, Rubén, venía de la mano de una
escultural rubia de ojos azules de algunos 19 años, un poco mas alta que yo que
sonreía como el guason y parloteaba "Amor esto, amor aquello, amor
dime" mientras él totalmente pálido me daba la mano y se presentaba como
el hijo de la señora amable de la casa.
Ahora todo encajaba,
Rubén nunca me permitía viajar a visitarlo en su ciudad porque "siempre
estaba ocupado estudiando y trabajando con su hermano" que no quería
hacerme esperar demasiado, porque era injusto, ahora la injusticia era
evidente, injusto ser novia de una mentira disfrazada de persona, injusto que
me hubiese enamorado de tal monstruosidad. Él no conocía mis planes de
cambiar de universidad para estar cerca de él y aminorar esas largas semanas
sin vernos, esperando que él pudiera viajar a verme.
No recuerdo con que
excusa salí de aquella casa casi dando tumbos y tratando de controlar el grito
herido que se asomaba en mi garganta, cuando él me tomo de un brazo y me dijo
que esperara.
-No te quiero volver a
ver en mi vida- Balbucee con la poca fuerza que podía.
En ese instante el universo terminó de hacerme el favor de no
volver a verlo y un taxi se detuvo y pude escabullirme del absurdo abrazo que pretendía darme, no lo volví a ver jamás. Dios existe.
0 comentarios
Para mi es importante saber que piensas de lo que escribo.